El promedio de la talla materna en el recién nacido con fractura de clavícula fue de 160 ± 6,1 cm, en comparación con el promedio de talla materna en el conjunto control que fue de 157 cm ± 5,7 cm . De un total de 1.148 recién nacidos de parto vaginal, atendidos entre los meses de enero y junio del 2004, la incidencia de fractura de clavícula en el Hospital Herminda Martín fue del 4,1%. De esta manera, el propósito de esta investigación es analizar los componentes biomédicos relacionados con la fractura de clavícula en recién nacidos normales.
Fracturas clase A suponen el tercio medio del hueso y representan cerca del 80% de las fracturas de clavícula. El fragmento proximal se desplaza con frecuencia hacia arriba debido a que se jalado por el músculo esternocleidomastoideo. En la situacion de niños recién nacidos, si se fracturan la clavícula en el momento del parto, no moverán el brazo en los días siguientes. Los pequeños y jovenes tienen mayor peligro de padecer esta clase de fracturas, en tanto que la clavícula no se endurece totalmente hasta aproximadamente los 20 años de edad. Por lo que el peligro se reduce a partir de los 20 años, pero aumenta nuevamente en la tercera edad ya que la fuerza ósea se disminuye. El hueso en la mayoría de los casos no se divide sino las dos partes continúan unidas, por eso se conoce como una fractura “en tallo verde”.
Tratamiento De La Fractura De Clavícula
Si esta lesión no es producida en un niño, sino en un adulto, el desarrollo es exactamente el mismo, solo que el proceso de recuperación tiende a ser mayor. Para hacer un diagnostico que ciertamente que es una fractura se precisa un esudio por rayos x u otra metodología de escáner. Tras corroborar que tu niño tiene una fractura, y en función de su gravedad, habrá que efectuar cirugía, administrar fármacos o tan solo inmovilizar la región. Los niños se recobran próximamente de esta lesión, si bien haya que pasar por el quirófano en caso de que la lesión y la rotura de esta manera lo necesite. Para fracturas clase B tipo III, la movilización temprana puede contribuir a reducir el peligro de artrosis. Muchas fracturas son mínimamente desplazadas y pueden ser tratadas con un cabestrillo para sostener la tranquilidad del paciente durante 4 a 6 semanas.
En mayores de 6 años la reducción es necesaria si hay bastante movimiento o acabalgamiento, y el procedimiento más utilizado es el vendaje en ocho. Las fracturas de clavícula en pequeños acostumbran a asustar bastante a los padres, pero, afortunadamente, son entre las lesiones que implican la rotura de un hueso que mejor se curan; y menos mal que es así, por el hecho de que son bastante usuales en esta edad. Las fracturas infantiles de codo, así como las fracturas de clavícula, son más frecuentes en niños varones.
Mi Bebé Se Ha Fracturado La Clavícula Al Nacer
En madres primíparas, el promedio de peso de los recién nacidos del conjunto estudio fue de 3.600 ± 400 g frente a 3.300 ± 400 g en el grupo control. Es imprescindible inmovilizar la clavícula para limitar el movimiento, por lo que el paciente debe emplear un cabestrillo. En los pequeños se necesitan de 3 a 6 semanas para la unión de los huesos, al paso que en los mayores van a ser de 6 a 12 semanas. En los bebés en general solo se requiere controlar el mal y tener mucho precaución al coger al bebé. Las fracturas diafisarias son parcialmente frecuentes y se acostumbran a tratar conservadoramente (fig. 7).
Al explorar el cuello, el médico le pregunta a los padres si siempre da un giro la cabeza al mismo ubicación. “Siempre y en todo momento gira la cabeza al costado, pero cuando intento que mire al lado izquierdo automáticamente vuelve a girarla al lado opuesto, como si le saltara un resorte”. En el hospital donde se efectuó la investigación, un profesional distinto del que atendió el parto efectuó la valoración del recién nacido.
Los metatarsianos 2.° a 4.° suelen ser los mucho más damnificados y ocasionalmente se necesita régimen quirúrgico, como en casos de fractura abierta o de desplazamiento plantar excesivo de la cabeza metatarsiana26. Las fracturas de la epífisis proximal de la tibia son muy extrañas y forman parte de criterios afines a las fracturas distales de fémur, la necesidad de reducción cautelosa de la fractura y la supervisión del riesgo vascular poplíteo. Aquí se encuentra un tipo especial de fractura, de baja energía, incompleta, con rotura de la cortical medial e integridad de la cortical lateral. Dicha fractura, aún sin mover en un inicio, tiende a la angulación en valgo secundaria con mucha continuidad, algo que hay que advertir a los padres, así como de la alta posibilidad de resolución espontánea22 (fig. 6). Las fracturas del tercio distal, aunque mucho más raras, tienen una mayor importancia por sus peligros asociados. Frecuentemente son lesiones que afectan al cartílago de crecimiento, a la área articular o a los dos, por lo que es precisa la obtención de una reducción anatómica y fijación estable20.
Es la fractura de cóndilo de afuera, que tiene un ingrediente intraarticular. Tiene la característica que su tratamiento es principalmente quirúrgico, si bien no esté desplazada, ya que es muy frecuente que si no se sintetiza evolucione a desplazamiento secundario y/o a la seudoartrosis. Los traumatismos del tobillo en los niños y jovenes con mucha frecuencia afectan el cartílago de crecimiento y exigen un seguimiento alén de la consolidación de la fractura. Las fracturas en los pequeños presentan peculiaridades que en su evolución y accionar, tal como en la valoración del régimen, se diferencian de las del adulto. Al tratarse de una región tan cercana a la articulación, muchas veces será necesario el régimen quirúrgico para corregir la alineación de los trazos fracturados y evitar secuelas a futuro.
Se excluyó del estudio a todos y cada uno de los recién nacidos por partos por cesárea, mortinatos y recién nacidos de pretérmino. Los mecanismos de producción suelen ser traumatismos directos, si bien las caídas asimismo tienen la posibilidad de provocarlas. Los modelos de fracturas observados también son variadísimos, puesto que tienen la posibilidad de ir desde una fractura lineal hasta una conminuta, es decir con múltiples extractos. La deformidad de la zona afectada va a depender de la gravedad de la fractura y si tiene desplazamiento o no. Al intentar movilizar el pie o cargar el peso del cuerpo sobre exactamente el mismo, el niño referirá mal. Como sucede con el Caput sucedaneum, es un inconveniente que no se puede impedir y se va a poder producir en dependencia de las condiciones del parto, si el canal es ajustado, la constitución del bebé, si se trata de una madre primeriza, etcétera.
El tratamiento de los modelos I y II consiste en la reducción ortopédica con anestesia . Si hubiera inestabilidad se aconseja estabilizar con agujas de Kirschner y luego inmovilización con braquial de yeso. Los modelos III y IV en su mayoría requieren reducción abierta para poder hallar la reducción anatómica15.